domingo, 14 de junio de 2009

La Psicología Científica: viejas discusiones y nuevas confusiones

Relaciones entre Filosofía y Psicología

Si tenemos que empezar este ensayo con los antecedentes de la psicología tenemos que hablar de la filosofía, como todas las ciencias la psicología tuvo alguna vez su seno dentro de la filosofía, los filósofos realizaron reflexiones racionales sobre temas psicológicos como la conciencia, la mente, la experiencia subjetiva, entre otros. La actividad filosófica históricamente ha versado sobre tres ejes: Sistemas Filosóficos del Absoluto (metafísica) , Sistemas Filosóficos sobre la Naturaleza (Objetos), Sistemas Filosóficos del Sujeto. A pesar de la amplitud de su objeto, puede afirmarse que el corazón de la filosofía es la metafísica en cuanto búsqueda de la verdad última, inteligible y absoluta que está en la esencia de la filosofía. En un sentido muy general podemos decir que la filosofía es la penetración de la razón humana en las últimas razones y en la investigación de la realidad total.

Sin embargo, es necesario señalar que la filosofía en si misma puede versar sobre cualquier actividad humana, tema, aspecto o fragmento de la realidad tal como religión, cultura, ética, ontología, cosmología, el mundo físico, etc y que los fenómenos psicológicos como la mente y el comportamiento humano se encuentran dentro de esa realidad tal como pueden encontrarse cualquier otra cosa sobre la cual se desee filosofar. Tendría que añadir además que este tipo de filosofía psicológica o “psicología racional” seguirá existiendo dentro del seno de la filosofía mientras existan filósofos interesados en realizar especulaciones racionales sobre temas psicológicos (o existan “psicólogos” nostálgicos con alma de filósofos) pero debe decirse que en virtud del método especulativo racional utilizado tal actividad no es psicología si no filosofía.

Debe recordarse aquí que la filosofía y la ciencia difieren profundamente en cuanto al método para abordar el problema de la verdad y de las vías aceptadas como validas al conocimiento, mientras la filosofía opta por un método en esencia especulativo racional donde se intenta alcanzar una especulación respetable y fundada en principios lógicamente consistentes; la ciencia opta por el camino del dato empírico y de la construcción de teorías que parten de los hechos mismos en un intento por explicar los fenómenos. El criterio de que es lo verdadero y que es lo falso difieren en la ciencia y en la filosofía, la filosofía parte del supuesto de que la verdad es lo que nos muestra la razón pero que es necesario buscarla y develarla y que para tal menester no podemos confiar en los sentidos o en la información que proviene del mundo sensible ya que en ultimas los sentidos pueden engañarnos. Desde esta perspectiva, la verdad se revelará ante la razón cuando en la secuencia del raciocinio ésta no tenga más alternativa que asentir frente al peso del argumento y del ejercicio inexorable de la lógica. Por el otro lado la ciencia procede generando hipótesis sobre las relaciones entre constructos, tomando como criterio de verdad el dato empírico, se trata de generar una proposición lógica y preguntarle a la realidad cómo son las cosas para decidir si la proposición es verdadera o falsa de acuerdo a los hechos, en otras palabras, la ciencia pone un enfásis en preguntarle a los hechos la validez de las hipótesis (lo fáctico) aun que se sirve de la razón para hacer inteligibles los fenómenos mediante la teorización. No se trata de una competencia entre el método filosófico y el método científico, como históricamente nos mostró Kant existe tanto la verdad práctica con sus limitaciones y la razón pura con sus limitaciones. ¿Qué es mejor, un cenicero o un martillo?, depende de cuál sea su objetivo y necesidad concreta verdad?.

Pero en cuanto a la psicología, es de advertir que cuando seguimos un método especulativo racional el resultado final es encontrar “verdades” que nada tienen que ver con el mundo real en el que vivimos sino que en últimas llegamos a un mundo inteligible que dista del fenómeno natural, de los hechos del mundo real y de teorizaciones falseables que le interesan al científico. Si entendemos verdaderamente que el filósofo prescinde de los hechos en su investigación racional y que la especulación racional pretende proponer realidades posibles, inteligibles a menudo trascendiendo el mundo sensible, no es de sorprenderse que ese discurso no tenga nada que ver los hechos concretos, fenómenos y regularidades del mundo natural, precisamente por eso la filosofía y la ciencia son dos campos diferentes de conocimiento. De hecho se puede mediante el método de la filosofía encontrar verdades indubitables y concluir que la verdad en efecto existe tal como nos mostró Descartes pero estaremos hablando de “la verdad” como trascendental universal no de verdades sobre el mundo concreto y natural. Es contemplar el mundo desde un segundo piso y botar las escaleras para bajar a la “realidad”.

La ciencia no se ocupa de la “verdad” en cuanto así misma, la pregunta por la verdad es en última instancia metafísica. De hecho la verdad la como transcendental universal le interesa es precisamente a la filosofía no a la ciencia, la verdad como un absoluto no es un problema científico, precisamente la ciencia es un conocimiento relativo y provisional sobre el mundo, la ciencia es un conjunto de “verdades” provisionalmente aceptadas consensualmente por una comunidad científica en espera de que una mejor hipótesis, teorización o revolución paradigmática tome lugar. Podríamos decir entonces que la ciencia no puede aspirar a nada diferente a verdades fácticas y relativas, a conocimientos provisionales, contrastables y falseables, y que otras formas de conocimiento no constituyen conocimiento científico. En este orden de ideas, los psicólogos interesados en el uso de un método especulativo racional propio de la filosofía en su aproximación a los fenómenos psicológicos están realmente haciendo una reflexión filosófica no ciencia psicológica.

Así las cosas, el aun históricamente reciente grito de independencia de la psicología frente a la filosofía para constituir una ciencia por derecho propio se torna en una especie de patria boba, más grave aún, sin negar la importancia que la historia del pensamiento filosófico pueda aportarle algo a la psicología como ciencia, es de mirar con sospecha y extrañeza que “psicólogos” (o psicólogos con alma de filosófos?) hablen de una tradición milenaria de autores equiparando la historia del pensamiento filosófico con la historia de la psicología, o equiparando la historia del psicoanálisis (o de orientaciones psicodinámicas) con la historia de la filosofía. Sin negar la posibilidad de antecedentes históricos, si la lógica histórica no me falla el psicoanálisis como teoría del psiquismo humano y como practica terapéutica no puede ser anterior a Freud, su fundador, o acaso me perdí ese capítulo de la historia en el cual el psicoanálisis es considerado pensamiento filosófico.

Relaciones entre la Psicología y el Psicoanálisis

Empezaré esta sección diciendo que al igual que la filosofía, el psicoanálisis constituye únicamente un antecedente histórico a la psicología como ciencia. Dicho esto el lector podrá ya habrá intuido que no se considera aquí al psicoanálisis una vertiente de la psicología sino una disciplina diferente a ella. Sin necesidad de citar aquí todas las conocidas críticas al psicoanálisis como teoría científica y remitiendo el lector a otras fuentes sobre la cuestión, me dedicaré a hacer otro tipo de reflexión sobre las relaciones entre psicología y psicoanálisis desde la perspectiva de un terapeuta cognitivo conductual.

En primer lugar empezaré haciendo referencia a un conocido hecho histórico según el cual para ser psicoanalista y ser formado en el arte de la terapia analítica era necesario ser médico. Inicialmente formularé algunas preguntas de reflexión: ¿Usa el psicoanálisis para algo el conocimiento médico?, ¿que pueden aportar el conocimiento neurobiológico que el médico tiene por su formación a la terapia analítica?. La respuesta es que era simplemente una cuestión de pretendida jurisdicción profesional ya que el fundador del psicoanálisis era médico y consideró en su momento que esta sería un nuevo campo de espacialidad médica, pero en realidad el psicoanálisis no necesita ni usa para nada el conocimiento producto del entrenamiento médico. De hecho históricamente el reconocimiento de esta situación permitió el ingreso de psicólogos a las asociaciones de psicoanalistas.

La otra pegunta importante en este orden de ideas es ¿usa el psicoanálisis el conocimiento psicológico?, Por supuesto seria la tendencia natural a responder, pero pensémoslo otra vez. Fue acaso la teoría y terapia analítica concebida para ser enseñada en universidades?, ¿Qué usa el psicoanálisis del conocimiento que se le imparte al psicólogo en su formación universitaria?. La verdad es que en primer lugar el psicoanálisis es una disciplina que prescinde de los principios biológicos y neurobiológicos, abordados en materias de obligatorio curso en la formación de psicólogos, el psicoanálisis no usa los métodos de investigación científica, el psicoanálisis prescinde de los conocimiento de aprendizaje y motivación científicamente validados, no usa el conocimiento sobre procesos mentales superiores y ciencia cognitiva, como atención, cognición y pensamiento y lenguaje entre otros,. Si lo que se necesita para ser analista es seguir el proceso de psicoanálisis durante años, estudiar la teoría en su forma “pura” y “clásica”, y aplicar a una membrecía de una asociación, podría un abogado ser psicoanalista? Yo creo que si, al fin y al cabo tendría que empezar por desechar su entrenamiento y conocimiento profesional anterior para la práctica del psicoanálisis tal como lo hace el médico y aun el mismo psicólogo. Además como el psicoanálisis no pretende curar o hacer funcionar a nadie, y el cambio finalmente es un accidente, entendería yo que los analistas no atienden a personas con trastornos psicológicos que ameriten una terapia eficaz y eficiente para su problema. Entendería también que el psicoanálisis es para personas “sanas” que quieran en últimas ampliar su capacidad de insight y reflexionar en general sobre su vida pero no busquen ningún cambio en el estado de cosas actual. Así las cosas el título de psicólogo seria un mero requisito legal pero no un prerrequisito conceptual.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Prevención para Trastornos de Ansiedad

Programa De Prevención Para Trastornos De Ansiedad En Niños De Edad Escolar

Carlos Eduardo González Cifuentes, Ps, Mg

La prevención temprana de los trastornos emocionales y de ansiedad tiene numerosas justificaciones, desde el punto de vista de salud mental constituye la problemática más prevalerte en Colombia según el Estudio Nacional de Salud Mental (Posada, 2003). Si, Adicionalmente tenemos en cuenta la relación funcional de la ansiedad con otros trastornos emocionales como la impulsividad, la irritabilidad, la agresividad y la depresión su abordaje en programas de prevención está mas que justificada.

Es claro que según varias teorías como el modelo de triple vulnerabilidad de Barlow (2000, 2004) y la Teoría de de indefensión-desesperanza de Alloy (citado por Mineka, 1998) sustentan está relación en la cual la ansiedad constituye un factor de vulnerabilidad para el desarrollo de otros trastornos, así, la co-ocurrencia de la ansiedad con otras dificultades emocionales y afectivas no es solo una cuestión de coincidencia si no que los trastornos de ansiedad son un factor de predisposición para el desarrollo de otro tipo de trastornos como la depresión, el uso de sustancias en general y del alcohol en particular (Hudson, 2004). En este orden de ideas los programas de prevención dirigidos a los problemas de ansiedad reducirían el riesgo de desarrollar trastornos emocionales y afectivos relacionados que son de gran impacto en ámbito de la salud pública (Hudson, 2004). Es más, según el estudio de nacional de salud mental son precisamente esos tres trastornos: ansiedad, depresión y abuso de sustancias los más prevalentes en nuestro medio.

En cuestión de prevención en salud el modelo de competencias es un paso obligado en cualquier revisión teórica por lo que será documentado de manera sintética. La competencia es la habilidad para responder a las exigencias de adaptación y a la resolución de problemas vitales (Winett et al, 1993), los modelos de competencia se orientan en líneas generales a la promoción de la competencia individual y al desarrollo de comunidades y organizaciones competentes, es decir, dotar a tanto a los individuos y a las comunidades de los recursos necesarios para el mantenimiento de la salud. Las estrategias de intervención de este tipo de modelos se orientan a modificar o mejorar los contextos situacionales (Ambientes psicosociales como comunidad, familia); Los repertorios conductuales y los estilos de vida que pueden constituirse en factores de riesgo o vulnerabilidad que faciliten o induzcan estados de enfermedad. Como un ejemplo de estilos de vida que constituyen riesgo esta el consumo, abuso y adicción a sustancias psicoactivas que es nuestro tema de interés. En este modelo de competencias se amplia el concepto de etiología abandonando su linealidad intrínseca (A entonces B) y se adopta un modelo de multicausalidad donde el comportamiento se constituye en un nivel de suma importancia que interacciona de forma compleja con otros factores. Básicamente es necesaria una Vulnerabilidad (factor predisponente como carencia de habilidades sociales, mayor vulnerabilidad al estresor) más un agente, que puede ser de tipo biológico (microorganismo), tóxico (consumo de sustancias psicoactivas) o psicológico-ambiental (estresor vital).
La prestación del servicio demanda una estructura asistencial, donde la acción fundamental es la prevención y el modo es la búsqueda activa de los destinatarios. Se persigue aumentar en el usuario la percepción de control y responsabilidad en el proceso de salud enfermedad, del medio y de la autogestión de la salud, en pocas palabras, fomentar una actitud proactiva. (Winett et al, 1993).
El modelo de prevención en salud mental utilizado en esta propuesta es el modelo Proactivo Evolutivo Ecológico propuesto por Winett, Riley, King y Altman (1993). La capacidad de adaptación del individuo es un concepto central en todos los modelos de psicología de la salud, de aquí se desprende el concepto de competencia. Si el individuo es competente para la adaptación se mantiene la salud, pero si el individuo fracasa en la adaptación se produce la disfunción psicológica o la enfermedad física o psicosomática (Winett et al, 1993). Dentro de este modelo lo proactivo se refiere a la actitud activa del individuo ante el cuidado de la salud y autogestión de la salud; lo evolutivo se refiere a los eventos vitales, cambios vitales propios del proceso de desarrollo humano, como la adolescencia, las relaciones íntimas, muerte de ser querido, divorcio, trabajo, paternidad, jubilación, etc. son los estresores vitales; lo ecológico se refiere a los condicionantes ambientales contextuales, el medio físico, social, psicológico. Todos estos factores constituyen las condiciones facilitadoras o protectoras de las diferentes patologías.

Objetivo General del Programa
Reducción de los factores de riesgo y promoción de los factores de protección identificados para los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes en edad escolar.

Objetivos Específicos:

Fomentar las condiciones para una adecuada percepción de control de los niños mediante el abordaje de variables tanto ambientales como de repertorios del sujeto.
Enseñar repertorios básicos en los niños que permitan mayor control tanto de su ambiente como de sus propias reacciones emocionales. Fomentar la autoeficacia tanto de expectativa como de resultado.
Identificar y reestructurar los sesgos cognitivos relativos a sobreestimación de la probabilidades de amenaza y daño.
Identificar a los niños con factores de riesgo temperamental y ambiental.
Preparar para el afrontamiento de estresores de aparición predecible debido al desarrollo evolutivo, cambios vitales y del desarrollo.
Fomentar la construcción de redes de apoyo social y fomentar estilos de afrontamiento centrados en el problema más que en la emoción.
Fomentar ambiente de pares saludables mediante intervenciones ecológicas en el ambiente escolar, fomentar valores de respeto y empatía por el otro.
Componentes del Programa según el modelo de competencias
PROACTIVO
EVOLUTIVO
ECOLÓGICO
Individuo
Cambios Vitales
Condiciones Ambientales Contextuales e Institucionales
Objetivo Básico:
Autogestión de la salud
Objetivo Básico:
Preparar para estresores de aparición predecible
Objetivo Básico:
Promover ambientes competentes (protectores) que ofrezcan recursos para que la persona funcione adecuadamente.
Fomentar en el estudiante el cuidado de la propia salud mental y dotarlo de habilidades para el manejo de sus emociones por vías que le permitan la percepción de control.

Entrenamiento en solución de problemas interpersonales.
El ingreso a la escuela y el cambio de primaria a bachillerato pueden generar demandas ambientales frente a las cuales los niños pueden prepararse.
Contexto Familiar:
Actuar sobre las condiciones que constituyen factores de riesgo para la ansiedad como por ejemplo estilos de crianza inconsistentes, coercitivos, sobreprotectores, autoritarios o negligentes que impiden una adecuada percepción de control y sentido de predicción.
Dotar de habilidades cognitivas para la reevaluación de la amenaza y la sobrestimación de la probabilidad de daño
Los niños que han sufrido cambios drásticos en su ambiente como divorcio de los padres, cambios de ciudad o de colegio, cambio de vecindario podrían verse beneficiados por resignificaciones del problema y búsqueda de alternativas de afrontamiento
Trabajar sobre las conductas parentales relacionadas con expresión de afecto y procesos de vinculación seguros.
Entrenar en habilidades de control emocional que son útiles en múltiples situaciones vitales tanto en el presente como en el futuro. Enseñar a serenarse y a relajarse
La vida escolar constituye un periodo “crítico” para el aprendizaje de habilidades que influyen la capacidad de adaptación de la persona en el ámbito social y personal.
Enseñar a los padres conductas parentales efectivas para la expresión de afecto, control parental, monitoreo y consistencia en las reglas del hogar.

Construcción activa de redes de apoyo social, como hacer y conservar amigos.

Habilidades básicas para petición de ayuda.

Trabajar con los padres ansiosos en el propio dominio de sus reacciones emocionales y estilo de afrontamiento con el fin de fomentar el modelado de conductas competentes en el manejo de la ansiedad.

Detección temprana de estudiantes con dificultades para su adecuado manejo.

Instituciones Educativas:
Entrenar a profesores y miembros de instituciones que manejen niños en técnicas básicas de control comportamental y manejo de contingencias especialmente de niños difíciles.



Prevenir la victimización entre pares y fomentar comunidades de refuerzo a comportamientos adaptativos.


Identificar precozmente a los niños que muestren dificultades emocionales o de comportamiento para su oportuno manejo.

Etapas del programa y viabilidad
El programa puede ejecutarse en cualquier institución educativa con un costo mínimo. Ofrecidas las condiciones y espacios de trabajo el principal recurso son los profesionales bien entrenados. El programa completo puede implementarse a lo largo de un año lectivo mediante encuentros semanales con el profesional en salud mental. La primera etapa consistiria en abordar los elementos ecológicos del modelo, el trabajo con la institución y los padres para posteriormente sobre esas bases pasar al entrenamiento con los niños en el componente proactivo y evolutivo.

Formas de Evaluación de Impacto:
Se tomarían medidas observacionales del comportamiento tales como el achenbach y de autoreporte como el C-MAS para los indicadores de ansiedad manifiesta en un modelo pretest y postest. De igual manera es de interés tomar medidas de funcionamiento familiar como el fases III.

Referencias


Barlow, D.H. (2002). Anxiety and its disorders. 2a. Edición. Nueva York: Guilford
Barlow, D.H. (2000). Unraveling the mysteries of anxiety and its disorders from the perspective of emotion theory. American Psychologist, 1247-1259
Hudson, J.L., Fannery-Schroeder, E. y Kendall, P.C. (2004). Primary prevention of anxiety disorders. En D.A. Dozois y K.S. Dobson (Eds.). The prevention of anxiety and depression: Theory, Research and Practice, pp. 101-121.
Mineka, S. (1998). Comorbidity of anxiety and unipolar mood disorders. Annu. Rev. Psychol, vol, p 377-412.
Winett, R; Riley, A; King,A & Altman, D (1993). Prevención en Salud Mental: Un enfoque proactivo-evolutivo-ecológico. En: Ollendick, T; & Hersen, M. Psicopatología Infantil. Ed Martinez Roca, Barcelona (España).

sábado, 6 de diciembre de 2008

Terapia de Pareja

Promoción de la Intimidad Emocional Mediante la implementación Técnicas Cognoscitivas y Conductuales en Terapia de Pareja

Carlos Eduardo González Cifuentes, Ps, Mg.
Especialista y Magíster en Psicología Clínica

En sus orígenes la terapia cognitivo conductual de pareja se centró en promover el cambio de comportamientos problemáticos para la relación en un nivel más bien específico y discreto. En cierta forma este enfoque tradicional llevó a que en los inicios se descuidara el papel que juegan la emociones como experiencia subjetiva asociada a la interacción de pareja, especialmente de las emociones positivas que están directamente relacionadas con la satisfacción marital. Posteriormente la importancia de las emociones en la relación de pareja creció tanto que se ha llegado a afirmar que las personas eligen sus parejas por razones emocionales y que la decisión de separarse o continuar en la relación está altamente influenciada por este factor emocional (Baucom y Epstein, 2002). En este escenario surgieron enfoques terapéuticos donde la intervención sobre el proceso emocional es prerrequisito para el cambio efectivo como en la terapia Integrativa de aceptación y cambio (Jacobson, 1996).
Realizando un paralelo de los supuestos de los dos abordajes puede decirse que el enfoque tradicional es de corte más skineriano donde se enfatiza sobre el comportamiento negativo concreto y se hace un análisis funcional en términos de excesos, deficits comportamentales, control de estímulo y de contingencias. Dentro de la terapia de pareja tradicional la visión skineriana sumada con la teoría del intercambio social da como resultado el desarrollo de una tecnología orientada a instigar el intercambio de comportamientos positivos en pareja mediante asignaciones semanales, aun que la razón de conductas positivas y negativas no se consideran como una variable causal del conflicto de pareja el objetivo si es aumentar la satisfacción en pareja para facilitar el trabajo posterior. En una segunda fase se entrena a la pareja en comunicación y técnicas de solución de problemas, éste si se considera el componente que aborda las variables causales, en este sentido la terapia cognitivo conductual tradicional supone que la razón por la cual las parejas tienen conflictos es por que no se comunican bien, carecen de un método sistemático para solucionar problemas o ambas cosas (Jacobson, 1996). El proceso básico causal predominante en esta visión es el aprendizaje en términos de deficits de repertorios.
Por otro lado la visión integrativa (Jacobson, 1996), al incorporar el concepto de tema supone que el conflicto esta determinado por una serie de necesidades insatisfechas y de restricciones que impone el comportamiento del uno sobre el otro. Ya que el conflicto genera reacciones emocionales, aquí la idea es hallar un punto intermedio de equilibrio que permita satisfacer las necesidades de ambos miembros de la pareja o de lograr la aceptación si el cambio no es posible. La aceptación como contexto emocional facilitador en el que ocurre el cambio es un aporte de este estilo de terapia y se dirige a cambiar la valencia emocional del conflicto y reducir la polarización comportamental producto del conflicto. Mientras la terapia tradicional se orienta hacia el cambio de comportamientos y pensamientos problemáticos, la terapia integrativa supone que sin realizar trabajo emocional de aceptación, el cambio puede no ser significativo o duradero. Dentro de este enfoque de terapia los procesos causales predominantes son de tipo motivacional y no de deficits de repertorios.
El manejo de las emociones en un enfoque tradicional se orienta hacia promover el acceso a la experiencia emocional, lograr que esas emociones sean comunicadas de manera efectiva y prevenir la focalización en las emociones negativas en un grado extremo (Baucom y Epstein, 2002). La principal estrategia para lograr este objetivo es el entrenamiento en técnicas de comunicación pero con un énfasis sobre el contenido emocional. Dentro de la terapia integrativa se incluyen las técnicas de comunicación para promover intimidad pero se reconoce que ésta puede no siempre cumplir el objetivo de lograr la intimidad emocional y la aceptación. Por tal razón desarrollaron otras estrategias como acercamiento empático que promueve la visión de equipo contra el problema y el desapego unificado que enfatiza un análisis intelectual del problema promoviendo la reducción de las reacciones emocionales al conflicto. (Jacobson, 1996).
Realizando un análisis sobre los aspectos de conceptualización de caso y formulación clínica entre los dos enfoques encontramos que el vacío en el abordaje terapéutico tradicional exigió que se desarrollaran niveles más molares de análisis donde la covariación de diferentes comportamientos permitía la identificación de clases funcionales, es decir que diversos comportamientos negativos conformaban categorías que compartían los mismos procesos causales, de mantenimiento y función. Tales clases funcionales de respuesta que conforman patrones comportamentales a largo plazo en un contexto de interacción de pareja y que además daban sentido a la experiencia emocional recibieron el nombre de temas (Jacobson, 1996; Baucom y Epstein, 2002).
La construcción del concepto de tema es de suma importancia por que en contraposición al enfoque tradicional de análisis exclusivo de los eventos o comportamientos discretos y específicos en la relación en términos de antecedentes, respuesta (incluyendo los tres canales: cognoscitivo, emocional y motor) y consecuentes, el análisis adicional de los temas, permite al clínico integrar en una formulación molar los procesos básicos motivacionales, cognoscitvos, emocionales, afectivos y de deficits de comportamentales. Tal avance facilita identificar las variables de mantenimiento del conflicto a menudo en términos motivacionales y de insatisfacción de necesidades, en interacción por supuesto, con los procesos de transformación de información y aprendizaje.
Sin entender como los comportamientos específicos conforman macropatrones de comportamiento no puede formularse ni intervenirse de manera eficaz el proceso emocional y afectivo de la pareja puesto que éstos son resultado de otros procesos más básicos. Ésta relación jerárquica de variables proceso nos ilustra cómo dentro de cualquier intervención que este orientada hacia la promoción de la intimidad emocional necesariamente debe considerarse el tema o temas de la pareja. Cabe agregar que cada miembro de la pareja experimenta las interacciones alrededor del tema de conflicto de una manera subjetiva particular que incluye las emociones y los pensamientos ideosincráticos sobre las situaciones en que las que se expresa el tema (Baucom y Epstein, 2002). En este orden de ideas, para intervenir sobre el proceso emocional o afectivo debe realizarse un análisis dual multinivel: Uno de los microcomportamientos y otro de los macropatrones comportamentales (Baucom y Epstein, 2002), abordar el comportamiento discreto y no el patrón comportamental (tema) seria equivalente a “tratar sólo el síntoma y no la enfermedad”.
En conclusión, la visión mas comprehensiva de la terapia integrativa (Jacobson, 1996) la hace la mejor opción disponible a la hora de intervenir en el proceso emocional de la pareja y promover la intimidad. Dado que ésta supone una formulación integrada de las reacciones emocionales y el conflicto de pareja mediante el tema, facilita el trabajo clínico sobre los procesos básicos mantenedores del conflicto y de las reacciones emocionales frente al mismo, además desde el inicio de la terapia se está interviniendo en el proceso emocional promoviendo la aceptación y la compasión, y finalmente, no se asume que la experiencia emocional mejorará con la implementación de otras técnicas como el intercambio conductual o el entrenamiento en habilidades y repertorios. De cierta forma la aceptación en pareja es una actitud que debe promoverse en primer lugar para construir luego sobre ella el compromiso.





Referencias

Epstein, N.M. y Baucom. D.H. (2002). Enhanced cognitive-behavioral therapy for couples. Washington, D.C.: American Psychological Association.

Jacobson, N.S. y Christensen, A. (1996). Acceptance and change in couple therapy. Nueva York: Norton.