sábado, 6 de diciembre de 2008

Terapia de Pareja

Promoción de la Intimidad Emocional Mediante la implementación Técnicas Cognoscitivas y Conductuales en Terapia de Pareja

Carlos Eduardo González Cifuentes, Ps, Mg.
Especialista y Magíster en Psicología Clínica

En sus orígenes la terapia cognitivo conductual de pareja se centró en promover el cambio de comportamientos problemáticos para la relación en un nivel más bien específico y discreto. En cierta forma este enfoque tradicional llevó a que en los inicios se descuidara el papel que juegan la emociones como experiencia subjetiva asociada a la interacción de pareja, especialmente de las emociones positivas que están directamente relacionadas con la satisfacción marital. Posteriormente la importancia de las emociones en la relación de pareja creció tanto que se ha llegado a afirmar que las personas eligen sus parejas por razones emocionales y que la decisión de separarse o continuar en la relación está altamente influenciada por este factor emocional (Baucom y Epstein, 2002). En este escenario surgieron enfoques terapéuticos donde la intervención sobre el proceso emocional es prerrequisito para el cambio efectivo como en la terapia Integrativa de aceptación y cambio (Jacobson, 1996).
Realizando un paralelo de los supuestos de los dos abordajes puede decirse que el enfoque tradicional es de corte más skineriano donde se enfatiza sobre el comportamiento negativo concreto y se hace un análisis funcional en términos de excesos, deficits comportamentales, control de estímulo y de contingencias. Dentro de la terapia de pareja tradicional la visión skineriana sumada con la teoría del intercambio social da como resultado el desarrollo de una tecnología orientada a instigar el intercambio de comportamientos positivos en pareja mediante asignaciones semanales, aun que la razón de conductas positivas y negativas no se consideran como una variable causal del conflicto de pareja el objetivo si es aumentar la satisfacción en pareja para facilitar el trabajo posterior. En una segunda fase se entrena a la pareja en comunicación y técnicas de solución de problemas, éste si se considera el componente que aborda las variables causales, en este sentido la terapia cognitivo conductual tradicional supone que la razón por la cual las parejas tienen conflictos es por que no se comunican bien, carecen de un método sistemático para solucionar problemas o ambas cosas (Jacobson, 1996). El proceso básico causal predominante en esta visión es el aprendizaje en términos de deficits de repertorios.
Por otro lado la visión integrativa (Jacobson, 1996), al incorporar el concepto de tema supone que el conflicto esta determinado por una serie de necesidades insatisfechas y de restricciones que impone el comportamiento del uno sobre el otro. Ya que el conflicto genera reacciones emocionales, aquí la idea es hallar un punto intermedio de equilibrio que permita satisfacer las necesidades de ambos miembros de la pareja o de lograr la aceptación si el cambio no es posible. La aceptación como contexto emocional facilitador en el que ocurre el cambio es un aporte de este estilo de terapia y se dirige a cambiar la valencia emocional del conflicto y reducir la polarización comportamental producto del conflicto. Mientras la terapia tradicional se orienta hacia el cambio de comportamientos y pensamientos problemáticos, la terapia integrativa supone que sin realizar trabajo emocional de aceptación, el cambio puede no ser significativo o duradero. Dentro de este enfoque de terapia los procesos causales predominantes son de tipo motivacional y no de deficits de repertorios.
El manejo de las emociones en un enfoque tradicional se orienta hacia promover el acceso a la experiencia emocional, lograr que esas emociones sean comunicadas de manera efectiva y prevenir la focalización en las emociones negativas en un grado extremo (Baucom y Epstein, 2002). La principal estrategia para lograr este objetivo es el entrenamiento en técnicas de comunicación pero con un énfasis sobre el contenido emocional. Dentro de la terapia integrativa se incluyen las técnicas de comunicación para promover intimidad pero se reconoce que ésta puede no siempre cumplir el objetivo de lograr la intimidad emocional y la aceptación. Por tal razón desarrollaron otras estrategias como acercamiento empático que promueve la visión de equipo contra el problema y el desapego unificado que enfatiza un análisis intelectual del problema promoviendo la reducción de las reacciones emocionales al conflicto. (Jacobson, 1996).
Realizando un análisis sobre los aspectos de conceptualización de caso y formulación clínica entre los dos enfoques encontramos que el vacío en el abordaje terapéutico tradicional exigió que se desarrollaran niveles más molares de análisis donde la covariación de diferentes comportamientos permitía la identificación de clases funcionales, es decir que diversos comportamientos negativos conformaban categorías que compartían los mismos procesos causales, de mantenimiento y función. Tales clases funcionales de respuesta que conforman patrones comportamentales a largo plazo en un contexto de interacción de pareja y que además daban sentido a la experiencia emocional recibieron el nombre de temas (Jacobson, 1996; Baucom y Epstein, 2002).
La construcción del concepto de tema es de suma importancia por que en contraposición al enfoque tradicional de análisis exclusivo de los eventos o comportamientos discretos y específicos en la relación en términos de antecedentes, respuesta (incluyendo los tres canales: cognoscitivo, emocional y motor) y consecuentes, el análisis adicional de los temas, permite al clínico integrar en una formulación molar los procesos básicos motivacionales, cognoscitvos, emocionales, afectivos y de deficits de comportamentales. Tal avance facilita identificar las variables de mantenimiento del conflicto a menudo en términos motivacionales y de insatisfacción de necesidades, en interacción por supuesto, con los procesos de transformación de información y aprendizaje.
Sin entender como los comportamientos específicos conforman macropatrones de comportamiento no puede formularse ni intervenirse de manera eficaz el proceso emocional y afectivo de la pareja puesto que éstos son resultado de otros procesos más básicos. Ésta relación jerárquica de variables proceso nos ilustra cómo dentro de cualquier intervención que este orientada hacia la promoción de la intimidad emocional necesariamente debe considerarse el tema o temas de la pareja. Cabe agregar que cada miembro de la pareja experimenta las interacciones alrededor del tema de conflicto de una manera subjetiva particular que incluye las emociones y los pensamientos ideosincráticos sobre las situaciones en que las que se expresa el tema (Baucom y Epstein, 2002). En este orden de ideas, para intervenir sobre el proceso emocional o afectivo debe realizarse un análisis dual multinivel: Uno de los microcomportamientos y otro de los macropatrones comportamentales (Baucom y Epstein, 2002), abordar el comportamiento discreto y no el patrón comportamental (tema) seria equivalente a “tratar sólo el síntoma y no la enfermedad”.
En conclusión, la visión mas comprehensiva de la terapia integrativa (Jacobson, 1996) la hace la mejor opción disponible a la hora de intervenir en el proceso emocional de la pareja y promover la intimidad. Dado que ésta supone una formulación integrada de las reacciones emocionales y el conflicto de pareja mediante el tema, facilita el trabajo clínico sobre los procesos básicos mantenedores del conflicto y de las reacciones emocionales frente al mismo, además desde el inicio de la terapia se está interviniendo en el proceso emocional promoviendo la aceptación y la compasión, y finalmente, no se asume que la experiencia emocional mejorará con la implementación de otras técnicas como el intercambio conductual o el entrenamiento en habilidades y repertorios. De cierta forma la aceptación en pareja es una actitud que debe promoverse en primer lugar para construir luego sobre ella el compromiso.





Referencias

Epstein, N.M. y Baucom. D.H. (2002). Enhanced cognitive-behavioral therapy for couples. Washington, D.C.: American Psychological Association.

Jacobson, N.S. y Christensen, A. (1996). Acceptance and change in couple therapy. Nueva York: Norton.

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